No sé qué duele más: si la estupidez ajena o la certeza de que la gente es una puta farsa.
Mi pareja —sí, porque ya no queda ni el rescoldo de lo que un día sentí— tiene dos pensiones. Dos. Una aquí y otra en otro país. Podría vivir tranquilo, sin depender de nadie, sin regalar su dignidad. Pero no. Él elige ser el payaso de un circo donde los demás le arrancan moneda a moneda lo que le costó toda una vida sudar.
Su hijo —el mismo que solo desentierra su número de teléfono para decir "hola, papá, ¿cómo estás? antes de soltar la indirecta— tiene la tarjeta de esa pensión extranjera. Y adivinen quién la usa de verdad: la nuera. La misma que seguramente se ríe mientras paga la peluquería, las uñas o quien sabe qué mierda más con el dinero de un hombre al que ni siquiera visita.
Lo joden. Lo joden descaradamente. Y él, en su papel de "buena persona" (que siempre es sinónimo de "idiota útil"), les da el permiso. Les firma su propio desprecio con una sonrisa.
Aquí es donde yo exploto:
Porque no es solo el dinero. Es la falta de respeto. La forma en que las personas se creen con derecho a lo ajeno cuando huelen debilidad. Porque esto ya pasó antes. Porque siempre hay un hijo, un primo, un "amigo" que aparece con la mano extendida y la sonrisa falsa, y él no aprende. Nunca.
Yo estoy al lado, viendo el espectáculo, y cada día me corro más hacia la puerta. Porque ¿saben qué? El problema no son ellos. Es él.
Él, que prefiere creer en cuentos de familia unida antes que abrir los ojos y ver que lo usan. Él, que intercambia soledad por migajas de atención. Él, que no entiende que el dinero no se lo gastan: se gastan a él. Lo reducen a un cajero, a un número de cuenta, a un viejo al que llaman cuando necesitan algo.
Y yo... yo ya no tengo fuerzas para gritarle que despierte. Porque la indignación se cansa. Porque no soy su guardiana. Porque hay un límite para ver cómo alguien se deja devorar por los mismos que dicen quererlo.
Hoy escribo esto con rabia. Con asco. Con la certeza de que hay personas que merecen su suerte.
Y yo merezco paz.
#DineroYTraición #FamiliaTóxica #Indignación #BastaDeEstupideces

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